Rinoceronte lanudo

Rinoceronte lanudo

En los tiempos prehistóricos, era posible encontrar al Rinoceronte lanudo deambulando desde España hasta el Sur de Inglaterra, desde el Tíbet y hasta la mismísima Siberia. Según investigaciones científicas, su cuerno más largo, de poco más de un metro, escarbaba en la nieve del pleistoceno enbusca de retoños frescos, en la última de las eras glaciares, hace ya más de 30.000 años.

Características

Se piensa que esta especie provino de los rinocerontes lanudos tibetanos, que vivían a más de 3 000 metros de altura. Cuando el frío se extendió en la era glaciar, estos descendieron de las montañas y se diseminaron por toda Eurasia, dando así lugar a esta especie aún más robusta y de mayor tamaño.

El Rinoceronte lanudo, abuelo de todos los rinocerontes actuales, ostenta el nombre científico de ¨Coelodonta antiquitatis¨. Este pesado herbívoro de pelaje grueso marrón oscuro, pisaba fuerte con sus patas robustas y aunque en apariencia era de movimientos lentos, era capaz de defenderse cuando la situación lo requería. Casi tan distintivo como sus dos cuernos era su joroba llena de músculos, de donde colgaba su cuello y su cabeza, dando esa apariencia de locomotora. Más de treinta centímetros de grasa, piel y pelos, un cuerno plano y duro como el acero, y un carácter que todavía hoy podemos temer sus nietos, no son cosa de juego.

Con estas armas a su favor, esta mole de dos metros de alto por cuatro de longitud ahuyentó a carnívoros, neandertales y homo-sapiens que quisieron degustarlo. Lo cierto es que la mayoría de los fósiles encontrados hablan de muertes a manos de manadas de hienas y lobos (que no son ni las hienas ni los lobos de ahora) más que de humanos o animales aislados.

Dibujos del rinoceronte lanudo

El cuerno, además, era símbolo de virilidad que hacía las delicias de las hembras. Máxime cuando entablaban cruenta batalla con otros machos por el dominio de las damas.

Bien abrigados como estaban, se sentían a gusto con el hielo y la nieve a su alrededor. Su cuerno fue clave para su éxito. Este les permitía encontrar jugoso pasto bajo profundas capas de nieve, por lo que no tuvo que migrar por hambre ni siquiera en el más crudo invierno. Así pudo pastar a placer en su querida estepa.

Extinción

Nada podía parar la proliferación de este poderoso animal prehistórico, ni los carnívoros ni las manadas de lobos y hienas de la Prehistoria, ni algunos audaces neandertales. La selección natural pasó, sin embargo, la cuenta cuando se acabó el hielo. Desaparecieron porque desapareció su entorno natural, el frío.

Descendientes

Sin embargo, nos dejaron magníficos descendientes que al perder el grueso pelaje fueron más aptos para las temperaturas de los nuevos tiempos. Ellos son: el rinoceronte blanco y el negro de África, el de Java, el de la India y el de Sumatra. Estos son aún representantes de la ya extinta mega-fauna, (período caracterizado por la proliferación de mamíferos y aves de gran tamaño).

Coelodonta antiquitatis

Estos sobrevivientes, por suerte, son herbívoros. Pocas veces se asocian en grupos, y son defensores reacios de su territorio estrictamente delimitado por heces y orina.  El rinoceronte blanco, que en realidad es gris habita en África con su primo el rinoceronte negro. Este último el más belicoso de todos, responsable de varios ataques a humanos que en no pocas ocasiones han causado la muerte. Ninguno de los dos tiene depredador natural en el África, aunque sus crías sí son el objetivo de leones, hienas y cocodrilos.

El rinoceronte indio, es uno de los más peculiares. La piel de este se asemeja a la coraza de un caballero medieval, de ahí el seudónimo de rinoceronte acorazado. Del rinoceronte de Java, solo quedan unas decenas de especímenes en libertad. Este es el más raro debido a que es escaso. Tristemente, solo existen decenas de estos animales en libertad.

El de Sumatra es el de menor talla de todos. Alcanza una altura máxima de 1.3 metros. Otro rasgo distintivo de esta especie es que es el más velludo de todos. Su pelo de color marrón recuerda a su poderoso antecesor. Este también se haya en peligro de extinción debido, sobre todo, a la caza furtiva. 

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